La sociedad tiene derecho a una orientación educativa de calidad, especialmente las personas en peores condiciones de partida.
Educaweb inicia una serie de entrevistas para analizar los retos del curso 2021-2022. Comenzamos con la orientación académica y profesional, de la mano de Ana Cobos, presidenta de COPOE
Con esta entrevista, Educaweb inicia una serie de diálogos para reflexionar sobre los retos del nuevo curso 2021-2022 desde el punto de vista de la orientación académica y profesional, la educación obligatoria, la Formación Profesional, la universidad y el mundo del trabajo.La presidenta de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (COPOE), Ana Cobos, asegura que los profesionales de la orientación académica y profesional afrontan el nuevo curso con esperanza y responsabilidad.La pandemia ha fortalecido el sentimiento de equipo y de identidad, así como desarrollado las competencias socioemocionales. Ahora bien, añade, el COVID-19 también ha sacado a la luz retos importantes de salud mental como tecnoadicciones, trastornos de alimentación y ansiedad entre el alumnado.A pesar de las dificultades, Cobos está convencida de que los profesionales de la orientación vocacional, como prefieren denominarla desde COPOE, seguirán ayudando a cada persona a encontrar su lugar en el mundo. Para ello, continuarán reclamando un mínimo de un profesional por cada 250 estudiantes, como recomienda la UNESCO, y que se haga efectivo el derecho a la orientación de todas las personas, especialmente las más vulnerables. ¿Cuáles son para COPOE los retos más importantes del nuevo curso 2021-2022 en el ámbito de la orientación?El curso 21-22 empieza con incertidumbre, algo que nunca es favorable. Sin embargo, acontece tras una pandemia que ya percibimos en su final, de modo que, aunque no sepamos qué va a ocurrir, sí tenemos una expectativa mucho mejor que la del pasado curso 2020-21, cuando empezamos con el convencimiento de que era muy probable que hubiera un nuevo confinamiento. Por ello, la sensación primordial que tenemos ante este comienzo del curso es de esperanza y renovación.
¿Cuáles son los principales aprendizajes que se han extraído de la pandemia y que se podrían aplicar en el ámbito de la orientación académica y profesional en este curso académico?
La pandemia ha sido y está siendo una magnífica oportunidad para el aprendizaje de muchas cosas. Por un lado, las personas hemos aprendido la importancia de la responsabilidad colectiva, de sentirse parte de un equipo en el que todos se retroalimentan e influyen. Esta experiencia es muy buena para desarrollar este tipo de competencia de sentirse dentro de un grupo, de generación de identidad y de desarrollo socio-emocional.
También la potenciación de la enseñanza a distancia ha aumentado la oferta educativa y ello ha multiplicado exponencialmente las posibilidades en las decisiones vocacionales y los modos de acceso al conocimiento.
¿Cómo ha impactado el COVID-19 en la igualdad de oportunidades del alumnado y qué medidas se han aplicado o podrían aplicarse para fomentarla?
En un principio, la igualdad de oportunidades se puso en juego porque nos dimos cuenta de que existe una importante brecha digital, consecuencia de la económica. Sin embargo, las administraciones educativas supieron abordar este asunto de forma rápida y se invirtió en que todo el alumnado tuviera los recursos.
Ahora, solucionada esta primera brecha, el hilo que marca las diferencias es más fino, pues vuelve a resurgir la brecha más profunda que es la sociocultural y económica. Ahí es donde están los problemas más complejos, que no se arreglan con ordenadores, sino con profesionales trabajando al lado del alumnado y además de forma presencial.
Se da por hecho que el coronavirus ha impulsado la digitalización. ¿Se ha aprovechado para impulsar una orientación personalizada?
Por supuesto que el coronavirus ha impulsado la digitalización y esto ha cambiado modos de trabajo, pero nunca la esencia de los procesos educativos, que es siempre humana, de acompañamiento, acercamiento y seguimiento presencial.
¿Cómo afrontan los profesionales de la orientación el nuevo curso académico? ¿Qué necesitarían para poder desempeñar mejor su trabajo?Lo afrontamos con la responsabilidad de siempre, teniendo en cuenta cada año la especificidad de cada curso. Este va a ser especial, pues vemos cómo están aumentado algunos problemas, justamente por causa de la pandemia, especialmente los problemas de salud mental, como las tecnoadicciones, los trastornos de la alimentación y la ansiedad.
Hemos de cuidar mucho de la situación de cada estudiante y hacer que ello no repercuta en su desarrollo escolar. Para desempeñar estas funciones los profesionales debemos ser más y que las administraciones tengan en cuenta la recomendación de la UNESCO de 1 profesional por cada 250 estudiantes.
En un entorno tan incierto como el actual, cada vez se concede más importancia a la orientación académica y profesional de las personas a lo largo de toda la vida. ¿Comparte esta visión y cómo se lleva a la práctica?
Claro que sí, cada vez es más conveniente que la orientación académica y vocacional sea de calidad. Es más, preferimos hablar de orientación vocacional porque es un concepto que abarca mucho más, pues se aplica a la vida, en íntima conexión con el proyecto de vida. Ahí es donde debe estar la orientación, junto a las personas para que desarrollen su proyecto de vida en todas sus facetas, desde la social, profesional, personal, académica, hasta la más personal y emocional.
¿Cuáles son los objetivos de COPOE para este curso 2021-2022?La COPOE quiere seguir ahí, junto a las comunidades educativas aportando la psicopedagogía en los centros, a las familias y siendo la referencia en los medios de comunicación para apoyar a que cada persona encuentre su lugar en el mundo y aumente en su bienestar. Para ello queremos avanzar en la visibilidad de la orientación y seguir adelante con la idea de que es necesario que se haga realidad el derecho que la sociedad tiene a una orientación educativa de calidad, desde la cualificación y especialización de los profesionales, al lado siempre de las personas, especialmente de las que están en peores condiciones de partida y mayor vulnerabilidad.