Un informe de la OCDE sitúa a España por encima de la media europea en horas de clase en Secundaria (Diario El País)
Un estudiante de Secundaria en España (de 12 a 16 años) recibe cada curso 1.054 horas lectivas, 246 horas más que un finlandés (808), pero esta diferencia no se traduce luego en mejores resultados académicos en las pruebas de destreza PISA, según el informe Panorama de la Educación 2019, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE, presentado este martes. España, con grandes diferencias regionales, se sitúa en la mitad de la tabla de PISA mientras Finlandia es un referente educativo internacional. Grecia, con resultados mediocres, es el país europeo con menos horas de clase (791), pero le siguen otros Estados nórdicos muy bien posicionados académicamente: Suecia, Noruega o Japón.
España se sitúa también en carga lectiva por encima de la media de los niños europeos, que atienden 893 horas de media de clase, y por encima de la media de los países de la OCDE (135 horas menos). Y eso que suben el promedio Estados latinoamericanos, con un nivel educativo muy mejorable: . En el horario español hay más lecciones de Lengua, Matemáticas y Lengua Extranjera que la media de la OCDE. En Primaria también hay un desfase de horas, pero menos evidente. En España se imparten 792 horas de clase, 23 horas más que los europeos y nueve horas más que la media de la OCDE.
Andreas Schleicher, director de las pruebas PISA, es contundente: estar más horas en el aula no garantiza, ni mucho menos, una mejor educación. "Cuando los países mejoran la calidad de su enseñanza, tienden a conseguir mejores resultados sin incrementar el tiempo de aprendizaje del estudiante". Por ejemplo, los japoneses estudian 41 horas semanales (28 en el centro y 14 extraescolares) y los coreanos 50 horas (30 horas en clase y 20 extraescolares) y sus resultados son muy parecidos.Otro ejemplo es comparar Túnez con las cuatro provincias chinas que participan en las pruebas PISA. Todos dedican 30 horas a clase y 28 horas a extraescolares y, sin embargo, sus resultados son diametralmente opuestos en Ciencias: 367 puntos frente a los 530 puntos de los chinos. En su libro Primera clase. Como construir una escuela de calidad para el siglo XXI Schleicher razona: "Estas diferencias pueden ser indicativas, entre otras cosas, de la calidad de un sistema de educación y del uso efectivo de aprendizaje de los estudiantes, así como si los alumnos pueden aprender de manera informar después del horario lectivo".
Schleicher aconseja lograr un equilibrio entre las clases y las actividades extracurriculares para "desarrollar competencias sociales y emocionales que contribuyan a su bienestar". Lo han logrado en los países nórdicos, Japón, Australia u Holanda.
Alejandro Tiana, secretario de Estado de Educación, invita a la comunidad escolar a debatir: "Hay una diferencia de horas, de carga mayor, que nos debía hacer reflexionar sobre la utilización del tiempo escolar en España". Y, sin querer profundizar, recuerda que España "condensa las horas lectivas" mientras en otros países los niños "pasan más tiempo en el colegio pero haciendo otras cosas".
Raimundo de los Reyes, presidente de FEDADI —la federación que agrupa a los directores de institutos públicos— echa cuentas: los escolares van seis horas a clase y luego dedican entre tres y cuatro a deberes, proyectos o extraescolares. "Eso es más que la jornada de muchos trabajadores". Él, director en Murcia, cree que habrá que recortar los horarios, pero siempre que se mejore en otros campos. "Yo prescindiría de diez horas si a cambio tuviese menos alumnos por clase para poder darles un trato más personalizado. Se necesitan recursos, más profesores de apoyo, que los docentes tengan tiempo para preparar las clases, que los desdobles no sean solo en Inglés...", remarca De Los Reyes.
En la presentación del informe, la mexicana Gara Rojas, analista de la OCDE, también se ha mostrado partidaria de menos horas de clase, pero con un temario distinto. Rojas recuerda que estamos en un mundo cambiante en el que hay que enfrentarse a muchos retos y estos no se encaran "con cantidades industriales de contenido" sino "con herramientas para este mundo digital". Porque la analista recuerda que "todo está en Internet y lo que tienen que aprender los chicos es a discriminar la información y tener capacidad de analizar y de trabajar en equipo de manera coordinada".
Los expertos de PISA no se cansan de recordar a España que no mejorará en destrezas mientras los niños se dediquen más a memorizar que a encontrar soluciones propias. Consideran que en este país se imparten demasiados contenidos y de manera muy superflua. La ministra en funciones, Isabel Celaá, y la portavoz de Educación del PP en el Congreso, Sandra Moneo, han reconocido alguna vez la necesidad de reducir el contenido para profundizar más en los temas. Se da la circunstancia de que hay conocimientos a los que se dedica tiempo en dos asignaturas distintas, como el origen del mundo que se ve en Ciencias Sociales y Ciencias Naturales. En Finlandia, y cada vez más en España, se trabaja mucho por proyectos, de forma que se aprende algo de una manera transversal ya la vez en distintas asignaturas sin repetir contenido porque los profesores se coordinan.
Maribel Loranca, responsable de Educación de UGT, recuerda que en la comisión para derogar la LOMCE de las pocas cosas en las que coincidían expertos, sindicatos y políticos era en la necesidad de menguar el temario. Loranca está a favor de reducir el horario, pero siempre después de revisar el currículo para que no se repitan contenidos, cambiar las metodologías y dejar tiempo a los profesores para preparar las clases. "En el informe de la OCDE se afirma que son los que más clases dan, y eso va en contra de la atención a las familias, el trato personal y la innovación."
Hay quien, como el académico canadiense Henry Giroux, considera que el Estado no quiere este tipo de enseñanza reflexiva. En una entrevista en este diario planteó que no fomenta el pensamiento crítico para crear ciudadanos "conformistas" que no reclamen nada a las administraciones.
El informe de la OCDE presentado este martes es un indicador del estado de la educación. Ofrece información sobre el rendimiento de los sistemas educativos, también en relación con el mercado laboral, así como de la inversión en el sistema. Según los datos recabados en este informe, España gasta el 3,1% de su producto interior bruto (PIB) en Educación Primaria y Secundaria en comparación con el 3,5% de la media de la OCDE.
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